Tercer álbum de la banda, es un disco que nace de entre la vorágine de los más de 100 conciertos que se realizaban en aquellos años. Daba igual que fuera invierno o verano, no había huecos en la agenda. 

Asfalto había conseguido instalarse, ya no entre las más solicitadas bandas de rock del momento pues ya era la más contratada, sino que, como consecuencia de su por fin notoria difusión en los medios generalistas, el nombre pasó a estar entre las preferencias de los empresarios de la época, promotores de actuaciones de todo tipo, figura esencial en un tiempo en el que los gobiernos municipales aún no habían comenzado a meter la mano en la mercantilización de la cultura. 

Con este tremendo ajetreo cuesta pensar que se pudiese sacar tiempo para componer el nuevo álbum. La banda recién había decidido trasladarse a un pueblo de los alrededores de Madrid, Ajalvir, para fijar allí un espacio más confortable para los ensayos que no aquel sótano oscuro y maloliente de una carnicería del barrio de Carabanchel. 

La creatividad siguió transitando por los mismos canales progresivos que emprendiera camino tras la ruptura del 78. Al nuevo álbum no le quedaba otra que seguir la estela de “Al Otro Lado” y, en ese sentido, ejemplo es la suite “Fantasía”, uno de los primeros temas que se componen ya asentados en el nuevo espacio de ensayos. Pero no, aunque no se hablara, estaba en mente de todos que, ahora que se había conseguido sonar en las emisoras comerciales, buena cosa era considerar que el álbum debía contener más de un single. Ello marca diferencias con su predecesor. “Señor Violento”, “La Hora de los Perros”, “Nada” y “¿Cómo lo Lleváis?”, sin duda fueron paridas para ser consecuentes con esa necesidad. Curiosamente, en dos de ellas, Guny, ejerce como solista. Una voz nueva a la que sus fans habrían de acostumbrarse. 

De pié los cuatro asfaltos, sentados Pepe Loeches, Vicente Romero y Alberto Garijo

La grabación se llevó a cabo en los estudios Eurosonic, a la sazón los más completos y sofisticados del momento en la ciudad de Madrid. En ellos se encuentra a los mandos de la consola todo un experto: Pepe Loeches, desparecido hace solo unos pocos años. Se trataba de un hombre afable acostumbrado a lidiar con más de un “producer” indocumentado. Realmente, Pepe, era todo un facilitador del “buen rollo”, tan necesario en las tediosas sesiones de grabación. El disco sonó muy bien gracias a su pericia, de ello no hay duda. Superaba a los anteriores en cuanto a lo cuidado que estaba el color de cada instrumento, aunque, también es cierto, que, «Ahora», es el primer disco que se graba sin la presión del reloj. Esto resultó significativo si se tiene en cuenta que en aquellos tiempos, los estudios de grabación facturaban por horas. Puede que la tarifa resultara equivalente a unos 100€/h., por establecer una paridad. Una barbaridad. Téngase en cuenta que, para producir un álbum como, “Ahora”, difícilmente dejaban de emplearse menos de 100 horas. Haciendo una sencilla multiplicación se llega a la triste visión de cuánto ha disminuido el negocio discográfico que, en aquel tiempo, era capaz de amortizar un costo semejante. Hoy, ni soñarlo. 

El sonido del álbum se ve marcado por el empleo del Yamaha CS80. Escúchese «Dios de Otro Planeta», por ejemplo. Aquella máquina era la adquisición estrella que la banda había hecho aquel año, uno de los primeros sintetizadores polifónicos sensibles al tacto. Un lujo de casi 100Kg que no se podía permitir cualquiera. 

Yamaha CS80

La portada del disco representa un skyline, enfocando la cámara hacia el suroeste del Madrid de entonces. La mano que porta la llave era la de, Juan Ruiz “Frip”, manager de la banda por entonces y coautor de “La Otra María”. Nunca se supo qué puerta pretendía abrir, o cerrar, ni tan siquiera si es que alguna vez llegó a encontrar cerradura en la que poder alojarse. 

Si se hiciese una encuesta entre los seguidores de Asfalto, es posible que este álbum no quede bien situado en el ranking de favoritos. Tal vez, verse afectado por el miedo a que la banda perdiera presencia mediática, sitúa este disco en un plano un tanto neutro, como a medio camino entre su antecesor y su predecesor: “Déjalo Así”. No obstante, como en todos los álbumes de Asfalto, siempre hay alguna joya entre sus surcos que habrá quien atesorará con cariño entre sus recuerdos. Lo que es obvio, es que, “Ahora”, es producto del momento que Asfalto vivió finalizando la década de los 70´y que ya anticipaba la entrada en los 80’, tiempo en el que la banda acometería proyectos de mayor esplendor.   

Foto de la época.